miércoles, 30 de septiembre de 2015

Cuenta-propistas y cooperativas víctimas del castrismo


Como era de esperar y muy a pesar de los tantos ingenuos que creyeron en las disposiciones de los llamados Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista, donde se planteó la creación de “cooperativas de primer grado como nueva organización económica de propiedad colectiva con personalidad jurídica propia, con la finalidad de producir y prestar servicios a la sociedad, todo ha quedado casi en letra muerta y son más los obstáculos que las facilidades para el emprendimiento privado.


En la capital  cubana, principalmente en las esferas de transporte y de expendio de alimentos los  cuenta-propistas son constantemente asediados por los inspectores estatales y por la policía, que hacen caso omiso y violan constantemente lo estipulado por el Consejo de Ministro de Ministros que, amparado en dichos lineamientos dictó el Decreto-Ley 305 del 15 de diciembre de 2012 donde autorizó la constitución de las llamadas Cooperativas no Agropecuarias. El Decreto No. 309 recoge el reglamento al que se atendrán en su funcionamiento dichas cooperativas.


A inicios de octubre de 2014 se constituyeron las primeras cooperativas no agropecuarias.  Al cierre del pasado año en toda Cuba funcionaban 345. En La Habana es donde se concentra la mayor cantidad: 173. Le siguen Artemisa con 64, Matanzas con 20, Mayabeque con 15 y Pinar del Río con 12. Según el propio gobierno las cooperativas no agropecuarias están autorizadas para establecer relaciones contractuales con empresas estatales, unidades presupuestadas, con pequeños negocios privados y otras cooperativas, tal como reza en el lineamiento 27. Pero también el lineamiento 27 señala, a modo de camisa de fuerza, que “después que las Cooperativas cumplan sus compromisos con el Estado, podrán realizar venta libre”. Esto se contrapone a la naturaleza jurídica de estas nuevas formas de producción que se supone sean independientes y no estén sujetas a ninguna de las estructuras económicas del Estado.


Inicialmente el gobierno autorizó a modo experimental la constitución de 498 de estas cooperativas, pero dos años después solo funcionan y con bastantes problemas 345. De esta manera recordaran como Marino Murillo Jorge, titular de Economía y Planificación, el todo poderoso zar de la economía cubana, fue claro al señalar que las Cooperativas tendrán prioridad de acceso  sobre los dueños de los pequeños negocios privados al mercado mayorista. ¿Dónde está ese fabuloso mercado mayorista con ventas en precios diferenciados? Otro elemento aparentemente a favor de las cooperativas es que su carga tributaria sería 50% menor que la que se aplica a los pequeños empresarios privados.


Según Murillo, estos pasos están dirigidos a estimular la creación de cooperativas y ralentizar, mediante altos impuestos, la actividad privada, para así evitar la extensión y consolidación de los pequeños negociantes privados, e impedir que surja una clase media adinerada e influyente, divorciada de los intereses e ideología gubernamentales. Algo simplemente inaceptable para la cúpula que ostenta el poder gracias al totalitarismo que controla los destinos de la Isla. 

Estas cooperativas debian regirse por las leyes del mercado, por lógica económica, y no por la planificación y la centralización, por las absurdas consignas que han mantenido por décadas a las empresas y unidades presupuestadas estatales.


Afortunadamente el sector privado ha llegado a Cuba para quedarse, tras décadas de socialismo ortodoxo: 201 oficios han sido abiertos a a la iniciativa privada.


Aun así la economía de mercado porque en la Cuba de Raúl Castro tiene sus peros. "No todos los negocios han podido consolidarse y prosperar", explicaba "Granma". Hasta noviembre de 2013 se habían registrado 407.608 bajas del trabajo por cuenta propia. Los problemas también tienen mucho que ver con la falta de mecanismos de abastecimiento, con las crónicas carencias diarias cubanas


Críticos como el economista Oscar Espinosa Chepe, acusan al gobierno de Raúl Castro de autorizar a los cubanos únicamente la creación de pequeñas "empresas bonsai", que posibilitaran la recaudación de impuestos pero sin permitir el surgimiento de un sector privado robusto. Esto basado en la realidad de que los 201 oficios aprobados para el "cuenta-propismo" se concentran en oficios sencillos como "reparadores de muebles", "fundidor" o "vendedor ambulante", excluyendo por ejemplo a profesionales de alta cualificación, como los médicos, colegios de abogados independientes y otros que ilustrarían una verdadera voluntad de permitir el paso hacia un emprendimiento privado de alto porte, que cambe la faz de la economía y la sociedad cubana.


Recuerden que un puesto de fritas o un almendrón no son indicadores de que exista un verdadero gremio de emprendedores privados, clave para el verdadero desarrollo sostenible del país y la consiguiente democratización de la nación.


Por Steve Maikel Pardo Valdés, activista del CID y Defensor del Pueblo en el municipio 10  de Octubre 


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